miércoles, 22 de abril de 2009

La Metralleta perrona


Era callejero por derecho propio
Alberto Cortés


Voy a quedar en deuda con el autor de la siguiente frase porque no recuerdo donde la leí: “estaba solo y desamparado, como perro en el periférico”. Antes de vivir en Guadalajara, periférico me sonaba más a pieza de computadora que a trailer sin frenos en una pendiente pronunciada, que a motociclista dando vueltas en el aire, que a french poodle en sus minutos finales.

La vida moderna rinde culto a la rapidez, a lo inmediato, es como un toro embistiendo, y la única forma de parar es morirse o hacerse a un lado y dejarlo pasar. Esto último es lo que los perros hacen. Dejar pasar los coches, esperar un turno que nunca llega, tratar de cruzar una calle para llegar al otro lado con la ilusa esperanza de que allá no estará ni solo ni desamparado, creyendo que allá los filetes cuelgan de los árboles.

Es probable que un can no piense lo arriba dicho y todo sea un viaje del autor que de tanto leer a José Emilio terminó escribiendo pacheco. Puede ser. Claro que puede ser, pero en lo que se descubre por dónde le entra el agua al coco, podemos salir a recorrer las calles de la ciudad, específicamente el Periférico y la carretera a Chapala. Perros más, perros menos, se encontrará cerca de 50 ejemplares adheridos al pavimento.

Hablo de un día cualquiera, de lunes a domingo, como dicen algunas empresas por adornarse, las 24 horas, los 365 días del año. Escuché decir que eso pasaba porque eran perros callejeros pero no es así, es decir, esa no es la única causa, porque lo mismo se encuentra un perro eléctrico (corriente pues) que uno de raza (osea tú me entiendes we), pastor alemán, labrador, pekinés, y otros que he visto en enciclopedias pero no recuerdo su nombre. Igual que con los humanos, en el periférico la muerte y las llantas agarran parejo con perros de abolengo y perros anónimos, sin importar si se llama solovino, firulais, coqueta, rudolf, dino, kaiser, nerón, bruno, scooby, ayudante de santa, hans, fifí o rin tin tin.

El fenómeno es tan real como lastimoso. Tan evidente, que en mayo de 2004 durante la Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea se habilitó una cuadrilla especial encargada de patrullar de manera permanente y recoger los cuerpos en el trayecto que recorrían los mandatarios y sus comitivas del aeropuerto a la ciudad.

Que el perro es el mejor amigo del hombre es una frase del imaginario colectivo. Hay canes para los que llevar una vida de perros significa tener privilegios (estéticas, hoteles, boutiques) inaccesibles para algunos humanos y es difícil establecer quien en la relación es el dueño y quien la mascota. Pero hay otros y son mayoría, para los cuales los hombres no somos ni sus dueños, ni sus amigos, para los que sencillamente, no somos nada.

Reza el refrán que el que tenga tienda que la atienda. Lo mismo es aplicable para las mascotas, y bien haríamos en no tenerlas si no podemos darles un trato que pueda calificarse de decente para arriba.

2 comentarios:

  1. Gabriel Torres coeditor de revista casiopea

    Juan Manuel ¿En dónde estás publicando la columna aparte de este lugar?

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  2. ¿qué tal Gabriel?

    La Metralleta sale cada viernes en el diario Tribuna de la Bahía, de acá de Puerto Vallarta

    ¿qué proyectos postcasiopeanos traes?

    saludos

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